
Sin
embargo, hay libros que, sin tener todos esos ingredientes, tienen un gran
atractivo. Este es el caso de Olga, de Bernhard Schlink. El
autor escribió otra novela maravillosa, de la que también se hizo película,
llamada El
lector.
Este libro
me lo ha prestado un compañero. Como él, soy de esas personas que
prestan libros y a quien se los prestan. No obstante, los préstamos de libros
solo los hago en círculos reducidos de personas en las que confío que me lo
devuelvan. Por ahora, no me he equivocado.
Olga cuenta la
historia de una mujer y de Alemania desde finales del siglo XIX hasta finales
del siglo XX: su vida. Se trata de un libro tranquilo y sosegado, que te lleva
a dónde Schlink quiere con la delicadeza y acierto de una sinfonía, pero que te
sorprende a cada paso. Tiene un engranaje de un reloj suizo. Una maravilla del
juego literario. Narrador omnisciente, que resulta ser un narrador testigo y
acaba siendo una narradora protagonista epistolar.
Gracias a
la vida de Olga entendemos la situación de la Alemania colonialista de
Bismarck, las expediciones al Ártico, las dos guerras mundiales, la
situación de las clases sociales, la presión hacia las mujeres para no
"avanzar", el disfrute del silencio... Una delicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario